viernes, 6 de junio de 2008

Fantasía


Anoche miré el cielo,
Y me perdí en su inmensidad,
Observé las estrellas,
Y me sumergí en un juego,
Mientras intentaba contar,
Cada una de ellas…

Poco a poco mi razón,
Perdió el control de la situación,
Y me encontré en un lugar majestuoso,
Que no tenía punto de comparación,
Con ningún otro conocido…

Era una isla,
Que existe en mi corazón,
Donde me encontré,
Con un imponente baile,
Una danza desconocida,
De la cual yo formaba parte,
Un espectáculo entre la luna,
Las estrellas y el mar,
Que con el vaivén de las olas,
Parecía crear una hermosa melodía,
Que nos hacía danzar…

Yo me sentía como en un cuento de hadas,
Una mezcla entre Cenicienta y Encantada,
Sin poder reconocer qué era real…

Era tan sublime y tan extraño aquel lugar,
Que no sabía qué hacer,
Si bailar con ellos,
O salir corriendo…

Luego escuché una voz muy dulce,
Era la luna,
Ella era mi hada madrina,
Aquella que conocía mis más profundos deseos,
Aun sin haberlos dicho con mi voz…

Ella me decía,
“Se que te gusta bailar,
Así que he creado esta noche,
Un gran baile para ti”…
Rápidamente se dio cuenta,
Que faltaba algo,
O más bien alguien
Para que pudiera empezar a bailar,
Y llevó a mi propio príncipe a aquel lugar,
Y rodeados de estrellas bailamos sin cesar,
La melodía creada por el mar…

Finalmente se acercaba la hora de terminar,
La luz del día se asomaba,
Y las estrellas se tuvieron que ocultar,
La melodía del mar perdió su ritmo,
Y dejamos de bailar…
Por último se fue la luna,
Pues la luz del sol la opacaba,
Y debía descansar…

Con su partida,
Se fue la magia de aquel lugar,
Y con el encanto mi príncipe…
Quedándome sola junto al mar,
Asimilando la pérdida,
De una noche de fantasía,
Producto de un sueño,
Construido por mi imaginación…

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