En el silencio de la noche creo escucharte, creo sentirte cerca y te doy un abrazo de esos que antes te daba y ya no te puedo dar.
En el silencio de la noche me pregunto si sabías que te amaba tanto, si mis abrazos fueron suficientes para demostrarte mi amor.
En el silencio de la noche te recuerdo tanto que me duele tu inevitable ausencia, pero soy feliz, porque en realidad no te has ido y sigues conmigo de una manera distinta.
En el silencio de la noche extraño tu risa, tu forma de bailar, las historias que me repetias una y otra vez, sin recordar que ya me las sabía, pero me gustaba tanto escucharte que prefería repetirla antes que interrumpir tu narración.
En el silencio de la noche quisiera volver a escucharte, volver a verte, volver a tenerte, pero solo me resta elevar una oración a Dios por ti, y por mi para que mi alma abrace la tuya y sentirte en ese abrazo.